¡Unámonos todos!

Esta foto sin fecha proporcionada por Christopher Harris muestra a George Floyd. El alcalde de Minneapolis pidió el miércoles 27 de mayo que se presenten cargos penales contra el oficial Derek Chauvin, a quien se ve en un video arrodillado contra el cuello de Floyd esposado, quien se quejó de que no podía respirar y murió bajo custodia policial. [Christopher Harris via AP]

Por AARON MORRISON y TIM SULLIVAN
Associated Press

MINNEAPOLIS — Celebridades, músicos y políticos se reunieron el jueves 4 de junio frente al féretro dorado de George Floyd durante un acalorado funeral en honor del hombre cuya muerte a manos de la policía desató protestas a nivel mundial, y en el que un líder de la defensa de los derechos civiles declaró que es momento de que las personas de raza negra exijan: “íQuítennos la rodilla del cuello!’’

El funeral – el primero de varios programados en tres ciudades distintas durante los próximos seis días – se llevó a cabo en un santuario de la Universidad North Central, mientras que a unas cuadras de distancia, un juez fijó una fianza de 750.000 dólares a cada uno de los tres expolicías de Minneapolis acusados de secundar en la muerte de Floyd.

“George Floyd ha si-
do la historia de los Afro-americanos. Porque desde hace 401 años, el motivo por el que no hemos podido ser quienenes qui-siéramos o soñábamos es porque nos ponen la rodilla sobre el cuello’’, sostuvo el reverendo Al Sharpton.

En su discurso, Al Sharpton también dijo que, “Es momento de que nos pongamos de pie a nombre de George y digamos: ‘íQuítennos la rodilla del cuello!’’

Floyd, un portero de seguridad desempleado de 46 años, falleció el 25 de mayo después que un agente de policía de raza blanca, Derek Chauvin, lo inmovilizó colocándole la rodilla sobre el cuello durante varios minutos mientras Floyd se encontraba esposado, tendido sobre el pavimento y diciendo que no podía respirar. Chauvin fue acusado de asesinato, y él y los otros tres policías involucrados en el caso podrían ser sentenciados hasta a 40 años en prisión.

De costa a costa, y de París a Londres, a Sydney y a Río de Janeiro, el escalofriante video tomado con un celular que capta la lenta muerte de Floyd ha desencadenado turbulentas y, en ocasiones, violentas protestas contra la brutalidad policial, el racismo y la desigualdad. Algunas de las manifestaciones continuaron.

Los asistentes al funeral de Minneapolis permanecieron de pie en silencio durante 8 minutos y 46 segundos, la cantidad de tiempo que supuestamente pasó Floyd en el suelo bajo el control de la policía.

Sharpton prometió que lo que sucede en la actualidad se convertirá en un movimiento para “cambiar todo el sistema de justicia’’.

Se acabó el tiempo para que rindan cuentas! íSe acabó el tiempo para que pongan pretextos! íSe acabó el tiempo para que intenten demorar las cosas! íSe acabó el tiempo de las palabras y las promesas vacías! íSe acabó el tiempo de obstaculizar al brazo de la ley’’, subrayó.

En el servicio funera-rio estuvieron presentes el reverendo Jesse Jackson, la senadora Amy Klobuchar y miembros del Congreso, incluyendo a las representantes Ilhan Omar, Sheila Jackson-Lee y Ayana Pressley. Entre las celebridades también acudieron T.I., Ludacris, Tyrese Gibson, Kevin Hart, Tiffany Haddish y Marsai Martin.

“Todas estas personas vinieron a ver a mi hermano’’, dijo Philonise Floyd a la multitud reunida en el funeral mientras contaba sobre los días de su infancia junto a George jugando a la pelota y comiendo emparedados de plátano con mayonesa. “Me parece increíble que haya tocado el corazón de tantas personas, porque él tocó nuestros corazones’’. Él y otros familiares hablaron con afecto de Floyd, quien era conocido como “el gran George (Big George)’’ debido a su estatura.

El féretro fue cubierto de rosas rojas y se proyectó una vibrante imagen sobre un mural de Floyd que fue pintado en la esquina en la que fue arres-
tado por sospecha de querer pagar con un billete falso de 20 dólares. El mensaje en el mural: “Ya puedo respirar’’.

El santuario normalmente tiene capacidad para 1.000 personas, pero debido a la pandemia del coronavirus, se redujo a unas 500 y muchos de los dolientes portaban mascarillas con la leyenda “No puedo respirar’’.