Por Javier Molinares
Al Día Today
MELBOURNE BEACH, Florida — El viaje de Blanca Rubio desde las calles vibrantes de Guayaquil, Ecuador, hasta el corazón del tapiz cultural de Brevard, ha evolucionado en una cautivadora narrativa de empoderamiento, fusión cultural y enriquecimiento comunitario. A medida que teje la historia de su vida, queda claro que su compromiso con el arte y la comunidad trasciende divisiones y empodera a las personas a abrazar sus pasiones, sin importar su origen.
Blanca Rubio, criada en Guayaquil, Ecuador, defiende con orgullo sus raíces y herencia como hija de Gioconda y Fernando. Su crianza se basó en una familia que valoraba la edu-cación y la perseverancia, impulsándola a destacar académica y profesionalmente. Esta base la llevó a obtener un título de asociado en sistemas de información y una licenciatura en el mismo campo de la Universidad de Guayaquil. También amplió sus conocimientos con un título de asociado en estudios generales de la Universidad Keiser, graduándose con calificaciones excelentes.
La trayectoria profesional de Blanca la llevó en un intrigante viaje que abarcó industrias y continentes. Sus 13 años en la empresa multinacional DOLE mostraron su compromiso con el crecimiento.
Comenzando como recepcionista, ascendió rápidamente en la jerarquía corporativa para convertirse en la secretaria de Recursos Humanos. A medida que emergió el Departamento de Calidad, se embarcó en una fase transformadora, obteniendo certificaciones de auditora ISO e instructora de Quality Solutions Group INC (QSG) y Société Générale de Surveillance (SGS). A través de estas certificaciones, elevó sus habilidades y contribuyó a elevar los estándares de calidad y excelencia.
Sin embargo, el viaje de Blanca fue más allá de los pasillos corporativos. Su incursión en el sector gubernamental, donde sirvió durante seis años, y más tarde su papel en la Asamblea Nacional, mostraron su dedicación al servicio público. En diciembre de 2019, emprendió un nuevo capítulo al convertirse en residente de los Estados Unidos. A pesar de los desafíos planteados por la pandemia de COVID-19, convirtió la adversidad en oportunidad, dedicando un año a dominar el inglés en línea y obtener un certificado de inglés como segundo idioma (ESL) en el programa de Adult Education de Brevard Public Schools (BPS).
Su espíritu incansable y su compromiso inquebrantable con el crecimiento personal la llevaron a las puertas del Brevard Hispanic Center. Luchando contra el COVID-19 ella misma, Blanca buscó asistencia médica en el Centro, lo que finalmente llevó a una conversación trascendental con su Presidente, Javier Molinares. Este encuentro marcó el inicio de una colaboración que daría forma profundamente a la misión de Blanca.
Pasando de ser una receptora de apoyo a una incansable defensora, el mandato de Blanca como directora del Brevard Hispanic Center ha sido transformador. Durante sus dos años en este cargo, presenció el creciente número de latinos en Brevard, especialmente en Palm Bay. Con el pulso de la comunidad en sus manos, reconoció sus necesidades únicas y se involucró en labores de voluntariado para abordarlas.
Como directora del programa “Painting Smiles for Brevard” (Pintando Sonrisas para Brevard), la pasión de Blanca por el arte encontró un propósito renovado. Su viaje como amante del arte comenzó con la mirada intrigante de la “Mona Lisa” de Leonardo da Vinci, que adornaba la casa de su abuela. Esta chispa encendió una fascinación de por vida por el arte, impulsándola a explorar museos renombrados en todo el mundo.
“Empecé visitando museos en mi país donde tenenos grandes artistas que han dejado un legado como Oswaldo Guayazamin, quien dejó plasmado en sus obras el sufrimiento del pueblo indígena, de Eduado Kingman a quien se lo conoce como el pintor de las manos y recuerdo que siempre buscaba donde había una exposición eso era de adolescente”, mencionó Rubio.
Pero su pasión por el arte la llevó a otras partes del mundo.
“De adulta tuve la oportunidad de visitar famosos museos en España como Museo del Prado en Madrid y el museo del Greco en Toledo, Museo de Louvre en Paris donde pude ver La Mona Lisa de Leonardo Da vinci que en realidad es más pequeña que la que estaba en colgada en la casa de mis abuelos. Museo Nazionale della Sciencia e della Tecnologia de Leonardo Da Vinci en Milan. Museo National Gallery of Art en Washingtong DC, entre otros.”, recordó Rubio con entusiasmo.
Su amiga Arta Stevens, también amante del arte, catalizó una innovadora iniciativa en el Brevard Hispanic Center. Colaborando con Maria “Manena” Elvira, profesora de arte, nació el programa “Painting Smiles for Brevard”. A través de talleres bilingües, este esfuerzo buscaba tender puentes entre culturas y abrazar el lenguaje universal del arte. El enfoque único del programa garantiza que los participantes puedan embarcarse en un viaje creativo sin importar su experiencia artística.
La visión de Blanca ha llevado a la expansión del programa, que ahora incluye talleres de arte y manualidades bajo la guía de Zandra Ramirez Sobrevilla. A medida que el programa crece, el Brevard Hispanic Center sigue siendo un refugio para artistas, creadores e individuos ansiosos por aprender, compartir y conectar.
La historia de Blanca Rubio trasciende su viaje; subraya el poder transformador del arte, la importancia de abrazar la diversidad cultural y el espíritu indomable del compromiso comunitario. A medida que continúa inspirando, el legado de Blanca es un testimonio de la capacidad de las personas para elevar a sus comunidades a través de la creatividad, la empatía y la unidad.
Para obtener más información o para participar en el programa “Pintando Sonrisas para Brevard”, comuníquese con el Brevard Hispanic Center al 321-327-8938 o visite www.pbhispaniccenter.com. El Brevard Hispanic Center se encuentra en 4670 Babcock Street #5, Palm Bay, FL 32905.